viernes, 4 de junio de 2010

Volver a mirar, sobre la obra de Erika Ewel


Facilidad de mirar es un elemento difícil de encontrar en las exposiciones vanguardistas hoy en día. En Bolivia como en el resto del mundo, los artistas han optado por darle más vueltas a su oficio y presentar nuevas y diferentes propuestas de expresión artística que ultimadamente resultan tan complejas que sólo los versados en el tema o los colegas artistas entienden. No es el caso para esta exposición. Es una muestra fácil de mirar y fácil de gozar. Es un deja vu constante ante obras compuestas por fragmentos que manifiestan haber hecho un viaje en el tiempo expandiendo el campo artístico psicológico. El espectador se encuentra cómodo, raramente cómodo y complacido ante la visión, que está en el ojo, de algo conocido.

“La doctrina del progreso técnico hacia la Copia Esencial propone que, en un extremo utópico, la imagen superará las limitaciones impuestas por la historia y reproducirá en forma perfecta la realidad del mundo natural: la historia es la condición de que intenta escapar”
[1]

Es una cuestión de distancia, ilustrar lo que en el siglo XIX ocupaba las trajinadas mentes de los viajeros y botánicos en un importantísimo afán de clasificar, perfeccionar la técnica con el fin de presentar y exponer de la mejor manera posible la realidad. Este es el elemento que permite la comodidad del espectador ante estas obras, el viaje en el tiempo lo hace el espectador, resignificando en el ojo y a través de la mano ejecutora, se transforma y cobra un nuevo valor hoy.

Esta conexión es posible porque la realidad experimentada por el ser humano es siempre producida históricamente, pues no existe una realidad naturalmente dada o independiente de nuestra existencia. Lo real entonces no es algo entendible sin la expresión y representación de otros, como los artistas, ésta permite la naturalización de un ideal de Copia Esencial, de una representación fiel de la naturaleza. Sin embargo si asumimos que ésta está sujeta al observador la naturalidad y realidad de la imagen la da el color y la expresividad de la ejecución.

Esta exposición es un herbario, un bestiario, delicias poéticas que tientan a los espectadores y los apartan del mundo real de las plantas y los animales aún haciendo referencia directa a ellos. El formato permite esta lectura de variedad, posibilidad y enumeración sin repetición. La composición es fluida de temas poco forzados, perfectamente ejecutados sin miedo a la simplicidad y claridad. Porque la famosa fórmula de Mies Van der Rohe less is more es una acertada expresión de elegancia y mesura. Después de todo lo que hemos visto de Erika Ewel desde el principio es fascinante ver la calma con la que se presenta esta vez, sin desesperación por afirmar grandes cosas y por lo mismo exponiendo una perfecta muestra de representación de delicadeza y transparencia.

Lucía Querejazu Escobari


[1] Bryson, Norman, La Copia Esencial

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