martes, 26 de febrero de 2013

Cut and Paste


Transplantar las trenzas de una chola a la cabeza de Julio González, fue así como entendí el proyecto de Cut & Paste. Un proyecto que nos parecía muy prometedor, que alteraba la naturaleza misma del artista pero que en la práctica fue diferente y se propuso jugar con las piezas sociales de una ciudad a la que el artista no pertenece.
Tal vez es necesario que venga alguien de afuera para romper esas limitaciones y reservas del artista local. Tal vez un artista paceño no habría hecho esta obra así por varios motivos. Sin lugar a dudas, la figura de la chola es demasiado pesada/importante para el paceño como para violentarla. La chola es el símbolo de la supervivencia, es la mujer mestiza que adoptatodas las modalidades económicas y sociales a su alcance como el transformar su vestido pero sin romper sus vínculos familiares y lingüísticos para sacar el mejor partido a la vida. Es el producto colonial más hermoso y sofisticado que tenemos porque no todo producto de la unión de culturas tiene que ser malo o aculturado o transculturado o algún denominativo que se entienda como peyorativo, sino un producto donde las fuerzas de una y otra cultura encuentran un equilibrio balanceando un poquito de esto y otro poquito del otro para resultar en un sujeto, una práctica, una imagen exitosas. O ¿qué son la chola, el tata Santiago, el Gran Poder si no eso? Nuestros poderosos híbridos.
Creo que Santa Cruz no tiene esa conciencia tan cruda de la mezcla cultural…no entremos en el detalle del por qué, sin embargo en Cut & Paste es evidente que tanta carga cultural y simbólica eminentemente locales pasan a un segundo plano para el artista. Al paceño le costará digerir la obra porque el resultado es que el artista hace artístico lo que se hace en cada carnaval o entrada universitaria: mujeres jóvenes de las zonas más acomodadas que con bastante asco (incluida la modelo del performance en cuestión) mezclan el pelo propio con trenzas de chola para bailar caporales y morenadas que están de moda. Bailes en los que sus padres y abuelos no participaron por considerarlos “populares”. No es novedoso para nosotros ver eso, ni la actitud de la modelo que muy sobria por profesional acepta la acción, pero que horas después pregunta si ya se puede sacar las trenzas. Ahí encuentro yo la violencia de la acción, en el asco de la modelo que no aguanta el pelo más que para la sesión.
Esto es lo que destaca de esta obra de Julio González, la cual entra en una búsqueda que él viene trabajando desde hace varios años, tanto en registro fotográfico (Contacto, 2009) como en video (Cuerpo dislocado, ganador de Mención en el SIART 2011) y ahora en este performance, en torno a la chola paceña. Una de las conversaciones a la que nos remiten estas obras es al rol de pollera+manta+trenzas como investidura transportable y transplantable. González explora lo que es la chola cuando es un cuerpo travestido, cuando es su propio cuerpo y cuando es un cuerpo maleable, como el de una modelo, que a fin de cuentas es también un actor social local. Esto es evidente en los tres trabajos mencionados que se articulan muy bien pensados desde este punto de vista, a fuerza de que sin relacionarlos, el performance Cut & Paste quede flojo ante la obra precedente.

Publicado originalmente en www.laboratorioreplicante.com.bo

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